y luego dicen

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Rajoy exige imponer a Rato en Caja Madrid a cambio de expedientar al vicealcalde
Aguirre no acepta que la sanción a Cobo pase por sacrificar a González

El líder del PP busca una salida que se entienda como un toque de autoridad ante el alcalde y la presidenta.
28 Octubre 09 - Madrid - Carmen Morodo
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Los términos a los que ha llegado la batalla por el poder en Caja Madrid han colocado a Mariano Rajoy en una situación casi límite. El presidente del PP sabe que se lo juega todo en un pulso en el que, al final, está en cuestión su autoridad. Así se ve en su partido y así se ve también en la propia Génova. Por eso, su estrategia pivota en dos polos, según confirmaron a LA RAZÓN fuentes de su entorno. Por un lado, sancionar al vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, por sus incendiarias declaraciones contra la presidenta madrileña. Es un movimiento necesario para escenificar que da un toque de atención al alcalde Gallardón, su inevitable «alter ego» ante la opinión pública, y para demostrar que no es tolerante con la exposición en público de la división interna. Pero al mismo tiempo Rajoy necesita imponerse a Esperanza Aguirre, y, por tanto, anular la candidatura a la Presidencia de Caja Madrid de su numero dos, Ignacio González, e imponer la de Rodrigo Rato. «Tal y como están ahora las cosas, si no consigue sancionar a Cobo y colocar a Rato, habrá perdido», asegura un miembro del Comité de Dirección del partido.
En esta situación, la dirección nacional estudia con qué tipo de sanción amonestará al número dos del alcalde de Madrid y cuándo hacerla pública. Un asunto no menor ya que forma parte del tira y afloja de Rajoy con Aguirre en relación a la caja. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, es la que está actuando como mediadora para buscar un arreglo a la crisis. En Génova sólo hay una premisa: no se aceptará ningún acuerdo en el que esté Ignacio González ni una sanción ejemplar al vicealcalde.
La presidenta madrileña insistió ayer en reclamar actuaciones contra las «injurias», al tiempo que el PP de Madrid, que ella controla, se movilizaba con pronunciamientos y manifiestos de alcaldes para exigir también a Génova medidas contra Cobo. El problema es que a Aguirre no le vale sólo con el apercibimiento, es decir, que no se conformará con el mero tirón de orejas. En la Comunidad madrileña se apunta, apelando a los Estatutos, que el comportamiento de Cobo se ajusta al perfil de «falta grave», penalizada, según la aplicación estricta del reglamento interno, con una sanción de entre 4 meses y 4 años de suspensión de militancia. Con las espadas de una y otra parte en alto, Aguirre movió ficha al anunciar que ofrecía a Rato la posibilidad de ser uno de los consejeros generales de Caja de Madrid que participen en el futuro proceso de elección del presidente. Y mientras acusaba a Cobo de hacerle la campaña al PSOE con sus ataques personales también dejaba caer el mensaje de que ella no está enfrentada a Rato. «Es una persona extraordinariamente cualificada para encabezar la entidad bancaria. Pero la ley no me permite a mí proponer candidato sino que obliga a que impositores, Asamblea de Madrid, municipios, empleados de la caja y sindicatos se pongan de acuerdo», argumentó. Desde algunos ámbitos de la dirección nacional del partido se planteaba ayer como salida el cambalache de la apertura de un expediente disciplinario a Cobo a cambio de la opción de Rato, pero desde el entorno de la presidenta madrileña se desmentía categóricamente que ella estuviese dispuesta a entrar en ese juego.
Su posición de partida pasa por exigir que se desvincule esa sanción disciplinaria al vicealcalde de las elecciones en Caja Madrid. Un proceso electoral que ha sido el pretexto para el último incendio en el PP, pero que puede seguir paralizado «sine die» si el alcalde mantiene su recurso contra la nueva Ley de Cajas.
En medio del lío, en las filas del PP crece el malestar por el «espectáculo» que se está dando y se advierte de que todos los nombres que han salido a la palestra «se han quemado», por lo que la solución de consenso puede que tenga que pasar por un «tapado». De momento, a salvo de los puñetazos está el ex presidente de Endesa Manuel Pizarro, con un sólido perfil y con reconocida y valorada experiencia. También ayer se comentaba la paradoja de que Rato, asesor de La Caixa, aspire a dirigir a la principal rival de esta entidad económica.
La portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, abogó por la «prudencia» e instó al PP a trabajar por un «proyecto común» con responsabilidad. «Respeto el procedimiento y las decisiones que se adopten en los órganos de mi partido. No me corresponde a mí ni decidirlo ni influir en esa decisión», defendió una y otra vez ante la pregunta de si se debía sancionar a Cobo.

"¡Míreme a la cara!, señor Moltó"
El destituido presidente de Caja Castilla La Mancha se hizo célebre por la apelación que hizo a la honestidad del ex gobernandor del Banco de España Mariano Rubio
RAMÓN MUÑOZ - Madrid - 29/03/2009


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A veces la historia juega malas pasadas. Y frases brillantes o efectistas se vuelven contra quien las pronunció. Ese puede ser el caso del presidente de Caja Castilla La Mancha, Juan Pedro Hernández Moltó, que se hizo famoso en la Comisión de Economía del 15 de abril de 1994, cuando se significó con la frase: "Señor Rubio, ¡míreme a la cara! ¡De frente! Me recuerda, ¿no?".


Zapatero afirma que había riesgo de que CCM tuviera problemas de solvencia
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Hernández Moltó recriminaba entonces al ex gobernador del Banco de España Mariano Rubio que hubiera decepcionado a quienes, como él, habían defendido su honestidad por un escándalo de tráfico de influencias y dinero negro. El Congreso de los Diputados aprobó una resolución contra Rubio en la que le acusaba de haberse "enriquecido ilegalmente, defraudar a Hacienda, mentir al Parlamento y al Gobierno y haber quebrado la confianza en él depositada", por la trama Ibercorp.

Paradójicamente Hernández Moltó va a tener que someterse a la misma prueba. Por ahora, nadie le acusa de fraude, pero sí de mala gestión y de haberse dejado llevar por intereses políticos en lugar de defender los de los depositarios. Entre los primeros en tirar la piedra el PP, con su líder, Mariano Rajoy, a la cabeza, quien ya ha pedido al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que explique en el Congreso la gestión de Hernández Moltó y lo ocurrido en la caja castellano manchega.

Seguro que en esa comparencia no faltarán congresistas que saquen a relucir la frase, cambiada de protagonista, que utilizó Hernández Moltó para denostar al ex gobernador del Banco de España. Y es que, si bien sobre Moltó no pesa por ahora ninguna acusación como las que acabaron con la carrera de Rubio, sus últimas declaraciones no han sido precisamente acertadas.

"Somos más sólidos y más solventes que nunca de cara al futuro" señalaba Hernández Moltó el pasado 24 de enero ante el Club de Empresario de CCM reunidos en el nuevo aeropuerto de Ciudad Real. El destituido presidente de Caja Castilla La Mancha desmentía así los "rumores" sobre los problemas de solvencia de la caja. No fue la única vez.

En efecto en la convención celebrada el pasado 13 de marzo en Toledo, que reunió a más de 700 directivos de la entidad, Moltó negó que existieran problemas en la entidad, más allá de los efectos de la crisis financiera internacional. Al contrario, señaló que la CCM estaba a punto de entrar en "la tercera generación de las cajas de ahorro" gracias a la fusión con Unicaja, operación sobre la que no albergó ninguna duda de que iba a tener lugar, pese al rechazo casi público de la caja y de las autoridades andaluzas a tal fusión.

Moltó indicó que CCM iba a mantener el compromiso intacto de contribución al desarrollo de Castilla- La Mancha "por ser la esencia de esta entidad: Seguiremos trabajando por las gentes y las empresas de la comunidad". "Nadie se va de aquí", enfatizó en su discurso. Y se equivocaba. Él y todo el consejo de administración de la caja han sido destituidos de sus cargos, tras ser intervenida por el banco de España.

Una carrera política

Hernández Moltó es un ejemplo perfecto de la politización de los órganos de gobierno de las cajas de ahorro. Nacido en Alicante el 3 de enero de 1952, y licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, en 1976 ingresó en el PSOE, por el que sería designado vicesecretario general en Castilla-La Mancha en 1989, y secretario general de 1990 a 1997.

Toda su carrera ha estado prácticamente centrada en el ejercicio de cargos públicos. Responsable de la Consejería de Transportes y Comunicaciones del Gobierno Regional (1981-1982) durante la etapa preautonómica de Castilla-La Mancha, posteriormente, fue consejero de Economía, Hacienda, Comercio y Turismo (1982-1983) y de Economía y Hacienda (1983-1988) de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Diputado del PSOE por Toledo de 1989 a 1999 y ejerció como portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Economía del Congreso durante sus dos primeras legislaturas y como portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Industria en su tercera legislatura.

Precisamente como portavoz socialista en la Comisión de Economía del Congreso, vendría su salto a la fama como vocal en 1994 de la Comisión de Investigación del caso Mariano Rubio. Cuatro años después, en 1999, sería recompensado con la presidencia de Caja Castilla La Mancha.